Legalidad cannábica VI: de la criminalización al horizonte verde europeo

Durante gran parte del siglo XX, el cannabis fue sinónimo de prohibición estricta. Catalogado como droga peligrosa, su posesión y consumo se castigaba con cárcel o severas multas en la mayoría de países europeos. Sin embargo, en las últimas dos décadas, la conversación política y social ha cambiado radicalmente. Hoy, con países como Eslovenia y Polonia avanzando hacia modelos más racionales, Europa empieza a vislumbrar un futuro donde la regulación del cannabis sustituye a la persecución de las personas usuarias.

De la “guerra contra las drogas” a la apertura medicinal

En los años setenta y ochenta, las políticas antidroga en Europa siguieron la línea marcada por Estados Unidos: “tolerancia cero”. El cannabis no se diferenciaba de sustancias mucho más peligrosas, y se penalizaba su simple posesión. Sin embargo, desde los noventa, empezaron a surgir voces críticas:

  • Países Bajos (1976) abrió la puerta al consumo regulado con su modelo de coffeeshops.
  • Reino Unido, Alemania o Italia (años 2000) iniciaron debates públicos sobre la despenalización.
  • Desde 2010, la evidencia científica sobre los usos medicinales del cannabis impulsó una ola de reformas. Países como Alemania, Italia, Portugal o Grecia legalizaron el cannabis terapéutico, priorizando el acceso de pacientes frente al castigo penal.

Este cambio no fue uniforme: mientras algunos estados optaron por regular, otros mantuvieron posturas conservadoras. Pero el debate dejó de ser “cannabis sí o no” para convertirse en “¿cómo regularlo mejor?”.

Una década de avances acelerados (2015–2025)

La última década ha sido decisiva. Uruguay (2013) y Canadá (2018) legalizaron el uso recreativo, marcando precedentes globales. Europa, más cauta, empezó a moverse:

  • Portugal consolidó su modelo de descriminalización total del consumo de drogas, con un enfoque sanitario.
  • Luxemburgo (2021) y Malta (2021) legalizaron el autocultivo y el uso recreativo limitado.
  • Alemania (2024) dio el paso histórico al aprobar un modelo mixto de autocultivo y Clubes Sociales de Cannabis.

Ahora, Eslovenia se prepara para legalizar el consumo adulto con límites claros, mientras que Polonia avanza hacia la despenalización del consumo personal y cultivo doméstico. Estos cambios confirman que el paradigma prohibicionista está cediendo ante un enfoque más equilibrado, basado en la evidencia y los derechos ciudadanos.

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