Silk Road y Ross Ulbricht, un castigo ejemplar e inútil
En 2015 Ross Ulbricht, un joven empresario estadounidense, creador de diversas startup, promotor de ideas libertarias y a favor de una economía sin trabas, fue condenado a doble cadena perpetua y a 40 años de cárcel por cargos no violentos. Este castigo ejemplar e inútil sólo se comprende cuando aparece el nombre de una de sus ideas empresariales: Silk Road.
En 2011 este tejano con muchas ideas pero sin la madurez para matizarlas, creó un sitio web para realizar transacciones e intercambios libre y directamente entre particulares de forma totalmente anónima y sin injerencia de ninguna empresa o agencia externa, y siempre y cuando los artículos intercambiados no pudiesen herir a terceros. Todo ello se apoya en dos herramientas: por un lado, la tecnología blockchain y su primera implementación, Bitcoin; por otro lado Tor, otra herramienta informática, creada en origen por la Marina de Estados Unidos para permitir el anonimato en internet. Desde el principio hubo una lista de artículos vetados, siempre bajo la norma general de prohibir cualquier cosa que pudiese herir a terceras personas: no se permitía nada relacionado con la pedofilia, las armas de cualquier tipo, artículos robados, falsificaciones…
En el párrafo anterior, un resumen abrupto del origen de Silk Road, se repiten varias veces conceptos y palabras como intercambio, libre y directamente, sin injerencia, anonimato, sin herir a terceras personas. Estos son conceptos clave del libertarismo (libertarianism en inglés), una corriente política basada en los principios filosóficos que promovieron el auge del liberalismo económico y su concreción en el capitalismo de libre mercado. También fue uno de los motores de la independencia de Estados Unidos de su entonces metrópoli, el Reino Unido, en 1776.
A partir de aquí todo se tuerce. Pues entra un factor que no había previsto el joven Ross Ulbricht allá por 2011: las drogas, en concreto su falta de regulación. Muy pronto Silk Road se convirtió en un sitio ideal para acceder a ellas de forma anónima. El principal artículo de intercambio entre los usuarios de la web eran pequeñas cantidades de cannabis para uso personal. Además también se desarrolló por parte de la comunidad de Silk Road un sistema de valoración de los artículos basado en las opiniones de los usuarios, muy similar al que usan la mayoría de redes sociales. Este sistema fue de gran importancia para la expansión en su uso, pues las personas tenían un modo de conocer la calidad de lo que adquirían, y su fundamento fue la propia comunidad de usuarios.
Nada de esto lo había predicho Ross. Y todos estos factores contribuyeron a que casi de inmediato las agencias de seguridad e inteligencia de Estados Unidos se interesaran en Silk Road.
En octubre de 2013 Ross Ulbricht fue detenido en la biblioteca pública de San Francisco y fue acusado de multitud de cargos, entre ellos el de crear y presidir una organización criminal dedicada al lavado de dinero, al narcotráfico o al blanqueo de capitales. Ross llevaba casi dos años sin tener prácticamente contacto con la web, pues a principios de 2012 cedió la administración de Silk Road a uno de los usuarios más activos. Básicamente, él montó el proyecto, y una vez fue autosuficiente cedió su administración. Desconocemos si el hecho de que se usara principalmente para el intercambio de drogas de todo tipo influyera en la decisión, si bien Ross ha declarado en diversas ocasiones que él nunca ha hecho uso de ellas.
Es imposible que pueda resumir aquí de un modo coherente la rocambolesca investigación que llevó a su detención. Otra tarea de igual dificultad es intentar exponer con claridad y brevedad su posterior juicio. Corrupción, destrucción y manipulación de pruebas, falta total de imparcialidad en los tribunales, manipulación del jurado… De verdad, si os gustan las series judiciales, todo lo que llevó al encarcelamiento de Ross os apasionará.
Sí que es fácil, en cambio, exponer los motivos de su sentencia. El Estado, las instituciones, necesitaban mandar un mensaje claro: “No podéis usar internet para conseguir drogas, os perseguiremos impunemente si lo hacéis”.
No funcionó. Proliferan webs de cometido similar a Silk Road, y han debido perseguir y encarcelar a multitud de personas por ello. Curiosamente, nadie ha sido condenado a una pena similar a la de Ross, como podéis apreciar en la siguiente imagen.
Honestamente, leer sobre este caso ha resultado complicado. Personalmente no comparto las ideas de Ross, y el libertarismo me parece algo del siglo XVIII. Además, lo considero un iluso por no predecir el camino que iba a llevar Silk Road, por muy joven que fuese cuando lo creó. Sin embargo, pienso que su condena es desproporcionada. Es un castigo ejemplarizante que no ha servido para evitar imitaciones de la Silk Road. Sólo ha servido para causar dolor a la familia de Ross, para encarcelar de por vida a una persona. Ya que estamos llegando a la línea personal, os dejamos con parte de una carta de Ross dirigida a la jueza que lo procesaba y leída antes de dar a conocer la sentencia:
(…)
Mi encarcelación durante el pasado año y medio me ha dado mucho tiempo para pensar en las acciones realizadas que condujeron a mi posterior arresto e ingreso en prisión, y en mis motivaciones para esas acciones. Cuando fundé y empecé a trabajar en Silk Road no estaba buscando un beneficio económico. De hecho, en esa época mis finanzas iban bien. Era el presidente de una startup, Good Wagon Books, que estaba creciendo y tenía potencial. Tenía dos títulos universitarios que me podían proporcionar un buen puesto de trabajo, en caso de fallida de la compañía. Creé Silk Road porque pensaba que la propia idea de la web era válida, y que realizar Silk Road era la acción correcta. En esa época creía que las personas tenían el derecho de comprar y vender cualquier cosa siempre y cuando no hicieran daño a terceros. Sin embargo, desde entonces he aprendido que realizar acciones en pro de las ideas de uno mismo, sin tomarse el tiempo necesario para reflexionar en profundidad, puede tener consecuencias desastrosas. Silk Road se convirtió en una ilusa, irreflexiva idea de la que profundamente me arrepiento.
Se suponía que la esencia de Silk Road iba a ser dar la oportunidad a las personas de hacer sus propias elecciones, de perseguir alcanzar su propia felicidad, del modo que cada uno considere adecuado. Sin embargo se convirtió, en parte, en un modo conveniente para satisfacer las adicciones a las drogas de algunas personas. Aprendí de Silk Road que cuando uno da libertad a la gente no sabe qué hará con ella. Si bien aún pienso que a las personas se les debería conceder el derecho de hacer esta decisión por sí mismas, nunca estuvo entre mis objetivos ni ideas el crear una web que permitiese otro modo de alimentar las adicciones de las personas. Si en esa época hubiese sido más maduro, o más paciente, o incluso más conocedor de la realidad y las personas, hubiese hecho las cosas de otro modo.
(…)
Ross Ulbricht está sometido a un castigo injusto e intútil, pues ni la sentencia se ajusta a la realidad ni ha servido para evitar la proliferación en Estados Unidos ni el mundo de webs similares a Silk Road. Se está levantando un movimiento en pro de su liberación. Si queréis, también podéis añadir vuestro granito de arena.
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