Hace semanas os lo comentamos: el modelo de regulación integral del cannabis en Malta está inspirado en la experiencia de las personas usuarias creadas en Barcelona.
Mariella Dimech, psicoterapeuta especializada en reducción de riesgos y primera Presidenta de la Autoridad del Cannabis de Malta, ha estado recientemente en Barcelona. Adivinad qué venía a visitar: asociaciones de personas usuarias federadas en FEDCAC y CatFAC, además de investigadores y responsables de administraciones públicas. Vino a conocer de primera mano el modelo que va a desarrollar e implementar en su país.
Durante la visita le dio tiempo para conceder una esclarecedora entrevista a eldiario.es. Os invitamos encarecidamente a leerla entera. Sin embargo, no podemos resistir la tentación de reproducir aquí algunas de sus partes:
Pregunta. Su Gobierno ya optó por regular el cannabis medicinal en el pasado, ¿por qué no se han quedado solo con esa opción como otros países europeos?
Respuesta. Tanto en Malta como en Europa las sustancias que más se consumen son primero el alcohol, luego el cannabis y ahora la cocaína. (…) Sin regulación no se puede tener una manera uniforme de enfocar la reducción de riesgos y daños, no se puede tener un sistema centralizado de recogida de datos… Nuestro objetivo no es promover el cannabis, sino garantizar que si un adulto decide consumirlo, lo haga con el menor riesgo y el menor daño.
Pregunta. El modelo maltés de regulación prevé la apertura de clubes sociales de cannabis. ¿Se han inspirado en los locales que hay en España?
Respuesta. Hay muchas cosas que hemos observado y aprendido del modelo español, que nos ha inspirado en nuestra regulación. Estos días he podido visitar unos cuantos clubes en Barcelona y me ha conmovido la seriedad de estos locales y la preocupación que tienen sus administradores por los consumidores. He hablado con investigadores que quieren explicar y dejar muy claro que es mejor regular y apoyar y crear un espacio seguro para los consumidores de cannabis que simplemente dejarlo sin regular y fomentar un estigma para los usuarios.
Pregunta. ¿Cuántos ha visitado?
Respuesta. De momento he visitado dos y eran muy sencillos, limpios y cuidados. Me sentí como si estuviera yendo a cualquier lugar normal. No era un sitio negativo, no había ninguna sensación de estigma. Estaba en un lugar normalizado y no vi ni una sola persona que no supiera lo que estaba haciendo.
Pregunta. En principio, todos están a punto de ser cerrados…
Respuesta. El cierre de los clubes no detendrá a un solo consumidor de cannabis, sino que los enviará a la calle donde pueden acabar fumando cosas más peligrosas, tomar otras drogas que no están controladas e incluso correrán el riesgo de convertirse en policonsumidores. Mi objetivo es este: si un joven de 18 años decide fumar cannabis, no voy a decir que estoy contenta con ello ni no voy a promoverlo nunca, pero preferiría que fuera en un lugar en el que se le informe por parte de personas capacitadas sobre lo que está tomando, cuál es el efecto, qué es lo mejor para tomar en cada momento… Al menos el riesgo es menor que ir a la calle a un traficante que vende también otras drogas y cuyo único objetivo es ganar dinero, o que tal vez ha cultivado el cannabis con productos químicos dañinos para la salud. Es triste que un modelo aquí ninguneado cuando no perseguido es respetado y va a ser implementado por otro país. Un modelo que se preocupa de la reducción de riesgos y daños. Y más triste cuando ese país es Malta, Estado de la Unión Europea, mediterráneo y de tradición cultural similar a la nuestra.