El Gobierno de Gustavo Petro en Colombia está a punto de dar un paso clave en materia de cannabis medicinal: autorizar la venta de cogollos para uso terapéutico en el mercado interno, algo que hasta ahora estaba limitado exclusivamente a la exportación.
Desde la Ley 1787 de 2016, Colombia permite el uso de derivados cannábicos bajo control sanitario, pero el acceso interno estaba restringido a formulaciones procesadas (aceites, extractos, cápsulas). Con el nuevo decreto, la flor seca pasará a ser considerada “producto terminado” apto para consumo humano, siempre bajo prescripción médica.
La medida abrirá la puerta a que pacientes con dolor crónico, insomnio o enfermedades neurológicas como párkinson o esclerosis puedan acceder a cannabis inhalado (fumado o vaporizado), con control médico y autorización sanitaria.
Un aspecto importante es que, durante los primeros dos años, solo micro, pequeños y medianos cultivadores podrán abastecer el mercado interno, lo que busca evitar que las grandes empresas acaparen el sector desde el inicio.
Eso sí, los productos con más de 1% de THC serán considerados medicamentos de control especial, con controles estrictos en su distribución y prescripción. Aunque en el Congreso se celebra este avance, algunos actores —como el representante Juan Carlos Losada— critican que el decreto llegue tarde, señalando que su implementación podría depender de futuros gobiernos.