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Guía para secar y curar el cannabis en casa

Una cosecha exitosa de cannabis es solo el comienzo. Para garantizar que los cogollos conserven todo su potencial, tanto en sabor como en potencia, el secado y curado adecuados son esenciales. Estos procesos no solo preservan los cannabinoides y terpenos, sino que también permiten eliminar la clorofila y los sabores vegetales, dejando como resultado un producto más suave y agradable al fumar. A continuación compartimos algunos consejos de la web Leafly útiles para estos procesos de secado y curado de cannabis

El proceso de secado: el primer paso crucial

El secado del cannabis comienza una vez que las plantas han sido cosechadas. En este proceso, los cogollos pueden perder hasta el 75% de su peso debido a la pérdida de humedad. Existen dos métodos principales para realizar esto: el secado en húmedo y el secado en seco.

Independientemente del método que elijas, el secado debe ser un proceso controlado. Un secado demasiado rápido puede dejar el exterior seco y que el interior permanece húmedo, mientras que un secado prolongado puede provocar el desarrollo de moho. En ambos casos, lo ideal es que los cogollos estén listos entre 2 y 7 días, dependiendo de las condiciones ambientales.

¿Cómo identificar cuando los cogollos están secos?

Un truco sencillo para saber si los cogollos están completamente secos es doblar un tallo o rama. Si se parte fácilmente, es una señal de que el secado se ha completado. Si aún no se parte, deberás dejarlos secar por más tiempo y revisarlos al día siguiente.

La sala de secado ideal: condiciones óptimas

El entorno en el que secas tus cogollos es fundamental para obtener los mejores resultados. Una sala oscura y bien ventilada es esencial para evitar la degradación del cannabis. Aquí te damos las condiciones ideales para una sala de secado:

Recuerda que es importante evitar cambios bruscos en temperatura y humedad. Además, ten en cuenta que el espacio donde se realice el secado olerá a cannabis, así que elige un lugar adecuado.

Los rayos ultravioleta (UV) de la luz solar pueden degradar los cannabinoides y terpenos, afectando la calidad de tus cogollos. Por eso, asegúrate de que el espacio de secado esté oscuro. Si no tienes un espacio completamente cerrado, puedes cubrir los cogollos con una tela o material opaco para protegerlos de la luz directa.

Curado del cannabis: el toque final para mejorar la calidad

Una vez que los cogollos estén completamente secos, es el momento de empezar el proceso de curado. El curado consiste en almacenar los cogollos en recipientes herméticos, como frascos o envases de vidrio, para permitir que continúen liberando humedad y se asienten los sabores.

El curado debe durar entre dos semanas y un mes, dependiendo de las condiciones y la humedad inicial de los cogollos. Durante este proceso, la humedad dentro de los frascos debe mantenerse entre el 55% y el 65%. El objetivo es que la humedad se redistribuye desde el centro hacia el exterior, mejorando la textura y el sabor.

¿Por qué es tan importante curar el cannabis?

El curado es uno de los procesos más importantes, aunque a menudo subestimado, en la producción de cannabis. Un curado adecuado permite que los terpenos —los compuestos que dan al cannabis su aroma y sabor característicos, y que también ejercen un potencial a los efectos— se conserven, evitando que se degradan debido a un secado rápido y excesivo.

Además, el curado permite una mejor conservación del cannabis, lo que te permitirá almacenar tus cogollos durante largos períodos sin que pierdan potencia ni desarrollen moho. Con un curado adecuado, las flores pueden mantenerse en buen estado durante hasta dos años si se almacenan correctamente.

Eructación: El mantenimiento del curado

Durante la primera semana de curado, es recomendable abrir los frascos una o dos veces al día durante unos minutos. Este proceso, conocido como eructación, permite que el oxígeno entre y que la humedad se libere. Si al abrir el frasco notas un olor fuerte a amoniaco, es posible que los cogollos no estén completamente secos, lo que podría llevar a la aparición de moho. En este caso, abre el frasco y deja que los cogollos respiren durante un día antes de volver a sellarlos. A partir de la segunda semana, puedes reducir la frecuencia de la eructación a una vez cada pocos días, asegurándose siempre de que los niveles de humedad se mantengan constantes.

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